Trastornos nutricionales
Como muchas plantas cultivadas, las ensaladas necesitan una variedad de elementos minerales para asegurar su crecimiento y producir productos de calidad. Su ciclo corto y su rápido crecimiento vegetativo hacen que su fertilización sea bastante compleja (en particular su dieta nitrogenada), está notablemente influenciada por:
- el sistema de raíces de las ensaladas que es poco importante y bastante superficial;
- la riqueza y el equilibrio del suelo en elementos fertilizantes (los análisis del suelo son, por tanto, imprescindibles);
- el tipo de ensalada cultivada y la variedad elegida;
- la densidad de la plantación;
- la naturaleza del sistema de riego y su conducción;
- y cualquier otro factor que interrumpa el crecimiento de las plantas.
Ante esta situación, en ocasiones podemos encontrar en el campo plantas que sufren deficiencias o un exceso de nutrientes. Estas afecciones se clasifican en Trastornos "Enfermedades no parasitarias" y se agrupan bajo la terminología " nutricionales" . Estos últimos se manifiestan con bastante frecuencia por coloraciones amarillentas de diversa naturaleza y distribución en las ensaladas. En los dos temas siguientes hemos descrito algunas deficiencias que a veces se encuentran en las ensaladas, con el fin de que conozca los síntomas que pueden inducir y las funciones fisiológicas que probablemente alteren.
Cuando hablamos de deficiencia, a menudo tendemos a asociar verdaderas deficiencias con deficiencias inducidas. Las verdaderas deficiencias (elemento en cantidad demasiado pequeña en el suelo) son cada vez más raras; su diagnóstico visual es muy difícil porque, salvo algunas excepciones, los síntomas que provocan son decoloraciones, amarillamiento foliar más o menos intenso, muy difícil de valorar por un no especialista.
En la mayoría de los casos se trata de deficiencias inducidas (elementos presentes pero no disponibles), lo que no facilita su diagnóstico. Además de determinar la naturaleza de la deficiencia, también se debe buscar la (s) causa (s). Estos pueden ser varios, por ejemplo, riego mal conducido (demasiada o poca agua), temperatura o pH del suelo demasiado bajo o demasiado alto, sistemas radiculares en mal estado, etc.
Ante este tipo de síntomas no se apresure a concluir que existe alguna deficiencia sin haber hablado con su técnico o consultado con un especialista y haber realizado los análisis físicos y químicos del suelo y la vegetación que sean necesarios.
Las deficiencias ocurren particularmente en cultivos fertilizados empíricamente, en ausencia de análisis de suelo.