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Biología, epidemiología



  • Conservación, fuentes de inóculo

Fusarium oxysporum f. sp. melonis es un hongo del suelo capaz de mantenerse en el suelo durante muchos años. Allí se puede conservar en ausencia de cultivo de melón, sobre los restos vegetales más diversos, gracias a sus clamidosporas (figura 3), esporas de conservación de paredes gruesas y resistentes que se forman sobre el micelio o macroconidios. Parece dotado de aptitudes para la vida saprofita que le permiten colonizar y sobrevivir a partir de diversos compuestos orgánicos; podría colonizar la mayoría de los residuos de cultivos que entran en rotación con el melón. Parece mantenerse en las semillas: en la superficie, más raramente dentro de las semillas de melón.

 

  • Penetración, invasión

Este hongo penetra en el melón a través de su sistema radicular, a nivel de diversas heridas (insectos ??), pero especialmente desde las zonas de emisión de las nuevas raíces que constituyen puertas de entrada favorables a las contaminaciones. Posteriormente, gana el xilema y así puede invadir el sistema vascular del melón, tanto en su parte aérea como subterránea.

  • Esporulación, diseminación

En condiciones de humedad, F. oxysporum f. sp. melonis fructifica abundantemente en lesiones formadas en tallos y frutos (Figuras 1 y 2). Estos están cubiertos de innumerables cuerpos fructíferos y esporas (Figura 3). Este inóculo potencial representa importantes fuentes de contaminación en el origen de la muy fácil diseminación de este hongo. Se dispersa a través del viento, salpicaduras y escorrentías de agua, equipos y herramientas. Tenga en cuenta que durante la labranza, el inóculo se redistribuye en la parcela y se disemina mediante el equipo de labranza.

Las semillas pueden contaminarse y asegurar la transmisión y conservación de la enfermedad.

 

  • Condiciones favorables para su desarrollo

El marchitamiento por Fusarium es particularmente frecuente en manantiales fríos. También es muy favorecido en zonas de producción donde las temperaturas del suelo rondan en determinadas épocas del año los 18 a 25 ° C. Por otro lado, la expresión de los síntomas foliares es máxima cuando las temperaturas suben y la humedad relativa del aire disminuye. La incidencia de marchiteces disminuiría significativamente por encima de los 30 ° C, especialmente cuando ocurren las razas 1 y 1-2.

La nutrición mineral de las plantas influye en su susceptibilidad al marchitamiento por Fusarium. Estos son más receptivos cuando el suministro de nitrógeno es importante (especialmente en presencia de la forma NH4); por el contrario, durante ingestas más altas de potasio y calcio, se observarían menos plantas afectadas. Los suelos ligeros, arenosos y algo ácidos (pH 5 - 5,5) parecen favorecer la enfermedad.

La severidad de la marchitez por Fusarium aumenta durante estrés por el calor y cuando las plantas tienen muchos frutos o dan frutos demasiado grandes. La intensidad de la luz también jugaría un papel: la poca luz y los fotoperíodos cortos la aumentan.

La influencia de otras plagas del suelo (nematodos agalladores, otros hongos, etc.) sobre el marchitamiento por Fusarium aún no está completamente establecida.

Última modificación:05/31/21
F-melonis_melon_DB_587
Figura 1
F-melonis_melon_DB_661
Figura 2
Fusariose4
Figura 3
Fusarium-oxysporum1
Figura 4
F-melonis_melon_DB_655
Figura 5