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Principales síntomas


Agallas blancas (Figuras 1 y 5), que gradualmente se tornan marrones, más o menos grandes y regulares, caracterizan la presencia de Meloidogyne spp. ; nematodos en las raíces. La naturaleza y extensión de las agallas dependen de la especie y la tasa de inóculo en el suelo. Los producidos por Meloidogyne hapla son bastante pequeños porque este nematodo invade los meristemos apicales y por tanto afecta a una menor proporción de las raíces, los inducidos por M. arenaria son del tamaño de una perla y afectan a casi todas las raíces. Las otras dos especies principales, M. incognita y M. javanica , causan grandes agallas (Figuras 3 y 6) que a veces cubren todo el sistema radicular. También se observan hinchazones longitudinales más o menos tortuosos y extensos (figuras 2, 5 y 7).

Un corte transversal de las agallas permite resaltar las hembras maduras, confirmando así el parasitismo de estos nematodos (figura 8).

Estas alteraciones radiculares interrumpen la absorción de agua y elementos minerales y, por tanto, el desarrollo de plantas que presentan un crecimiento más o menos reducido. El follaje puede ser clorótico y el marchitamiento a veces ocurre durante las horas más calurosas del día (Figura 9). El envés de algunas hojas a veces adquiere una coloración ligeramente antocianina. Las hojas inferiores de las plantas gravemente afectadas muestran una senescencia temprana. Se reducen el tamaño y los rendimientos del fruto.

En muchas situaciones, los nematodos agalladores no son las únicas plagas que atacan el sistema radicular de los tomates: con frecuencia contribuyen a predisponer las raíces a los ataques de hongos telúricos que a veces actúan en complejos: Thanatephorus cucumeris (Rhizoctonia solani), Colletotrichum coccodes, Pyrenochaeta lycopersici, Sclerotium rolfsii ?? Así, la degradación de las raíces es más rápida y el daño es más consecuente. El Meloidogyne spp. también interactúan con ciertos patógenos vasculares del tomate como Ralstonia solanacearum, Fusarium oxysporum f. sp. lycopersici y Verticillium dahliae , aumentando su incidencia y gravedad. La bacteria debería integrarse ahora en estas plagas telúricas Rhizobium radiobacter conjuntamente , que afecta el sistema radicular del tomate, amplificando los síntomas de agallas y deformaciones radiculares (figuras 4, 7 y 10), .

Por el contrario, Meloidogyne-Fusarium oxysporum f. sp. lycopersici a veces da lugar a los efectos opuestos. Asimismo, varios Fusariums como F. oxysporum y F. dimerum conducirían a una reducción en el número de agallas de las raíces y a un mayor vigor de la planta.

Última modificación:05/05/21
meloidogyne_tomate_653_504
Figura 1
meloidogyne_tomate_DB_131
Figura 2
Meloidogyne1
Figura 3
meloidogyne_tomate_657
Figura 4
meloidogyne_tomate_654_505
Figura 5
Meloidogyne2
Figura 6
meloidogyne_tomate_658
Figura 7
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Figura 8
Meloidogyne5
Figura 9
Rhizobium-Meloidogyne1
Figura 10